Desde su llegada a los Dolphins de Miami Kiko Alonso no ha disminuido su intensidad dentro del terreno de juego. Constantemente está hablando, moviendo la defensa para intentar detener el juego de la carrera del oponente. ¿Pero, quién es Kiko Alonso? ¿De dónde nace su fogosidad en el terreno? Tuve una rara oportunidad de conversar con él, de esas que se dan una sola vez en la vida y he aquí lo que hablamos.

Comencé por preguntarle de donde venia su desarrollo como jugador de football americano y si le había afectado para llegar a la NFL su herencia latina. Sin apenas terminar la pregunta y en un español fluido, casi sin acento, me contestó: “nací en Boston, pasé parte de mi niñez en Puerto Rico, pero me crié en California. Nunca sentí presión por ser latino, y todos, no importa quién sea o de donde venga tienen que trabajar duro, fuerte, para poder llegar y establecerse en la NFL.” Al indagar sobre su herencia latina me explicó que su papá, Don Carlos Alonso nació en Cuba, pero se mudó a Puerto Rico cuando apenas tenía 4 años y su mamá, Doña Mónica Alonso es natural de Colombia. “Como soy puertorriqueño rápido por mi mente pasó el boxeo, el beisbol y el baloncesto que son los deportes que predominan en la cultura popular de la isla; y cuando te refieres a Colombia deportivamente hablando piensas en fútbol.” Ya no hacía falta explicación para su fogosidad en el terreno de juego, su herencia y su DNA son una mezcla explosiva: cubano, puertorriqueño y colombiano. Fuera del campo es un Kiko distinto, pausado, educado y enfocado en sus planes futuros.

Mientras me contaba que todavía tiene familiares cercanos en Puerto Rico, que residen en los pueblos de San Juan, Carolina y Humacao, me explicó que inspirado en la labor comunitaria de J.J. Watts durante la emergencia por el paso del huracán Harvey por Houston, decidió que su fundación debía venir a ayudar a Puerto Rico. Una vez terminada la temporada para los Dolphins, junto a su hermano Carlos, organizó dos visitas en el mes de enero 2018. La primera parada fue en el pueblo de Orocovis donde repartió a las familias que continuaban sin energía eléctrica: agua, alimentos enlatados, luces solares y un sistema de filtración de agua en un área del pueblo que así lo necesitaba. Su segunda parada fue en el pueblo de Humacao, donde residen todavía algunos de sus familiares. Entregando allí: agua, alimentos enlatados y luces solares a los necesitados tras el paso del huracán María. Luego de esto regresó con más ayudas durante el mes de abril y junto a su hermano planean una tercera visita para el mes de junio, para volver a traer ayudas a los que todavía continúen afectados. Además, ya comenzó a darle forma a un campamento de football americano para los niños y jóvenes puertorriqueños el cual se llevará a cabo tentativamente a finales del mes de junio o a principios de julio en las facilidades del estadio Hiram Bithorn.

Hablando de su llegada a los Dolphins y sobre cómo se sentía en la ciudad de Miami me explicó que se sentía como estar jugando en casa. Que se siente el calor latino de la gente en la calle y aunque el football es el mismo en cualquier estadio a la hora de jugarlo, él prefiere mantenerse en Miami, donde tiene su casa y desde donde puede salir a visitar sus familiares sin que se afecte su calendario de trabajo.

Mientras seguíamos conversando salió como era de esperarse el aspecto técnico y los Dolphins. Al tratar de preguntarle sobre su desempeño la pasada temporada no dudo en interrumpirme y me dijo: “¡inaceptable!, seis victorias no son buenas para nadie; ni para los jugadores, ni para la organización.” Seguimos conversando sobre la situación, a lo que le pregunté sobre si espera regresar a su posición natural, ya que había estado jugando una posición que no es la que acostumbra y en muchas ocasiones fue atacado por aire por la ofensiva del oponente. Era una pregunta algo incómoda, pero con mucha tranquilidad me contestó: “tengo que trabajar fuerte en lo personal y como grupo tenemos que trabajar aun más fuerte; es una obligación hacer el trabajo que se nos asigne. Pero nuestra obligación en la línea media central es taclear y detener la carrera del contrario. No importa si se reintegran o no los jugadores lesionados en la pasada temporada. Mi responsabilidad como uno de los capitanes defensivos es detener esa carrera, para que nuestra ofensiva regrese al terreno de juego lo antes posible.” Le interrumpí para indagar sobre los nuevos jugadores y me dijo: que la clave es trabajar fuerte durante los entrenamientos para que se puedan corregir las fallas que tanto nos afectaron la pasada temporada; no importa quién esté en el terreno hay que trabajar para no cometer errores.

Hablamos de todo, de los entrenamientos OTA, de los mini campamentos y de la preparación pre temporada. Kiko prefiere hablar de mejorar como equipo y no de números personales. Está claro para él que para mejorar colectivamente, cada jugador debe hacer un esfuerzo individual. Sabe que el talento que ha llegado puede ayudar a detener el juego aéreo en el medio campo, pero prefiere dejar el tema para el futuro. Cuando realmente se pueda medir en números los nuevos integrantes de la defensa. La meta es mejorar el balance de victorias y derrotas.

Luego de más de 30 minutos de conversación me despedí de Kiko. Le di las gracias por sacar un rato de su tiempo para atenderme. Descubrí que vive agradecido y orgulloso de su herencia latina, que su fogosidad y pasión por el football la lleva en la sangre, que ama vivir y jugar en Miami, que no se olvida del Puerto Rico que adoptó a su familia cuando salieron de Cuba. Demostrando con acciones humanitarias lo que siente su corazón por la isla.

Escrito por Kico Lares (Francisco) desde Puerto Rico